Sentada en mi sofá, leyendo con la televisión encendida, -con el sonido lo suficientemente bajo como para no distorsionar la lectura y lo suficientemente alto para oír movimiento y sentirme acompañada en una tarde sola y fría-, he dejado el café en la mesa y he levantado la vista para que me diese tiempo a localizar el anuncio del que provenía una preciosa canción.
Por supuesto la he localizado. Tanto la canción como la letra. Y como YouTube es una maravilla, he empezado a buscar algún que otro video. Mientras escuchaba una magnífica grabación en directo, como mi inglés es tan lamentable, me he ido ayudando de la letra para entenderla. Lo que en un principio me dio la impresión que iba a ser una bonita canción de amor, conforme avanzaba, se iba convirtiendo en una de las canciones más tristes que he escuchado nunca.
Y como la curiosidad no es buena, (pero tampoco mala), he seguido indagando a ver con qué videos se le ocurría a la gente relacionarla. Me he quedado helada, petrificada, con uno que probablemente sea de los que llegan a los correos y se reenvían para que veamos hasta dónde somos capaces de llegar los humanos, si en este caso se nos puede denominar así.
He intentado ponerme en las mismas circunstancias y comprender la manera de proceder de todas y cada una de las personas que pasan por la cámara. He intentado entender el bullicio, el ajetreo, el despiste, las prisas del ir y venir, el pensar que hay más gente, el pensar que no es una persona enferma ni fallecida, que es un indigente, un drogadicto, un borracho…, pero, en cualquier caso, dormido… y me he ido indignando por momentos. He pensado cuáles hubiesen sido mis pasos, mis movimientos, mi hacer o mi no hacer. Y de la indignación he pasado a la pesadumbre y me ha invadido una inmensa tristeza.
Y he pedido mi primer deseo de navidad.
“Que la indeferencia no nos haga cómplices”
diciembre 2, 2008 at 10:46 am
Es un tema muy peliagudo el que se trata. Y tiene más historia de la que se intenta transmitir en el vídeo.
En muchas ocasiones no actuamos ante determinadas situaciones por miedo, miedo a nosotros mismos, miedo a la gente, miedo a la presión social, miedo a lo que nos depare si nos hacemos vulnerables al prestar algún tipo de ayuda…
Desgraciadamente hay determinados valores que en esta sociedad se han perdido (en muchos casos nunca se adquirieron) por culpa de X personas sin corazón que en ocasiones se han aprovechado del buen hacer de las personas, engañándolos en situaciones parecidas para terminar perjudicándolos.
La canción es preciosa, eso no cabe duda, y comparto contigo tus deseos de Navidad.
diciembre 3, 2008 at 8:36 pm
Se me han puesto los pelos de punta 😦
Esta situación suelo verla más a menudo de la cuenta aquí en Sevilla, y cada vez que lo hago se me estremece el corazón y lo primero que pienso es: «Podría ser yo»
Para nada mi no es indiferente, más bien todo lo contrario, y esto la verdad no me sirve de nada ni tampoco le sirve de nada al que está en esa situación…siempre es grato poder ayudar a los que lo necesitan, pero ¿yo sóla que puedo hacer?… 😦
Yo también comparto tu deseo.
Bendiciones guapa 🙂